Se puede considerar agua muerta a todo cuerpo de agua que no tenga flujo alguno y que este contaminado. El agua muerta, se considera así, porque puede estar completamente contaminada por sustancias toxicas o residuos quitándole la capacidad de ofrecer vida y sustento a los seres vivos.
Este tipo de agua se encuentra principalmente contaminado por el hombre.
Es decir, un lago contaminado puede tener desechos de basura, desperdicios o soluciones toxicas. Por ejemplo: gasolina, arsénico, plomo, pesticidas, entre otros.
La exposición a esta agua puede causar gran cantidad de daño al ecosistema tanto en la vida del ser humano como en los seres vivos. Cualquier animal o humano en contacto con esta por inhalar gases tóxicos, bañarse o beberla, puede sufrir incluso la muerte.
Otro tipo de contaminación que puede sufrir el agua a medida de considerarse agua muerta son los parásitos. Agentes patógenos como virus, bacterias y demás microorganismos. Normalmente este tipo de contaminación proviene directamente de los desechos orgánicos de los mismos seres vivos.
Naturalmente, a medida que pasan los años todo el problema del agua muerta va en aumento. Es poco atribuible la contaminación acuífera que tienen los medios naturales a comparación del desarrollo que tiene el ser humano.
El océano, en su propia característica, funciona como un medio donde se puede arrojar toda el agua muerta. Los océanos trabajan como una bomba de tiempo a condición de no superar la línea del soporte que ofrecen.
A largo plazo el envió de aguas muertas hacia los ecosistemas marinos puede ser catastrófico. Basta con pensar que la toxicidad de algunos fertilizantes puede reducir en gran medida el oxígeno.
Todo en el ecosistema marino y en la vida misma se vendría principalmente abajo gracias a este acontecimiento. Actualmente se han duplicado los esfuerzos de las organizaciones y gobiernos para prever situaciones malignas. Regulando principalmente los desechos que producen las diferentes industrias.