El agua, cuando carece de impurezas, es inodora, incolora e insípida, además, posee un punto de ebullición que varía según la presión atmosférica, así como su punto de fusión, pero se puede hablar de que en términos estándares, el punto de ebullición es de 100 °C y el de fusión es de 0 °C.
Densidad del agua.
Su densidad varía según la temperatura en la que se encuentre, es decir, dado que la densidad es la cantidad de unidades de un elemento que se contienen por cada punto en el espacio, que en este caso se determina por cómo se distribuye la masa con respecto al volumen, podemos hablar de que a 4 ° C su densidad pasa a ser de 1 g/c.c, esta de hecho es la densidad máxima que puede alcanzar el agua.
Temperatura.
En cuanto a su temperatura critica, esta es de 4 °C, en este punto el vapor de agua está tan caliente que podría producirte quemaduras de tercer grado con el mero contacto instantáneo.
El agua es un tanto curiosa en ese aspecto de la densidad, dado que mientras que su densidad máxima es a 4 °C, pasa a solidificarse a temperaturas iguales o inferiores a 0 °C, aunque bajo estados de reposo extraordinarios sea capaz de permanecer liquida a -20 °C.
El agua como disolvente.
Algo que se debe destacar es que el agua como disolvente es casi universal, la gran mayoría de materiales sea en menor o mayor tiempo, pueden disolverse en el agua, algunos tardan incluso cientos de años, pero esta característica es algo que hace destacar al agua por encima de muchos otros componentes de la naturaleza, aunque claro está, si quieres lograr algo rápido con respecto al objetivo de disolver algo, en muchos casos necesitarás de un componente químico diferente, aun cuando este seguramente tendrá agua en su composición.